miércoles, 9 de diciembre de 2009

LA FUERZA DEL SILENCIO…

Nosotros los amerindios sabemos lo que es el silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras.


Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento. Observa, escucha y luego actúa, nos decían. Ésa es la manera de vivir.


Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa a la gente blanca para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.


Con la gente blanca pasa lo contrario, aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos hablan sin cesar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman “resolver un problema”. Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos, se desorientan. Tienen que llenar el espacio con sonidos y ruidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.


A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para nosotros los amerindios esto es inmensamente irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a inte-rrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea realmente importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.


La gente blanca debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas, gérmenes o granos. Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio… Nuestros ancianos nos enseñaron que la Madre Tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla…


No olvides, existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces...

(Kent Nerburn, Neither Wolf nor Dog. On Forgotten Roads with an Indian Elder, Novaro, New World Library, 2002, 304p.)

1 comentario:

  1. Hola, Intisunqu Waman. Excelente tu blog, muy interesante e ilustrativo. Quisiera sugerirte que conozcas nuestro trabajo y propuesta.

    www.templotolteca.com
    www.kinam.org/kinam

    Saludos desde México.

    ResponderBorrar